El fotógrafo mallorquín cuenta cómo logró iniciarse en el difícil universo de la fotografía de desnudo
Renunció a la popularidad que le proporcionaba realizar retratos urbanos para reconocidas cuentas de Instagram y se entregó de lleno y con los ojos cerrados al, difícilmente accesible, universo de la fotografía de desnudo. Héctor Fernández, de 29 años y residente en Palma de Mallorca, es educador social. Pasa muchas horas a la semana tratando de ayudar a los demás a solucionar sus problemas y asegura que el tipo de obra a la que lleva dedicado desde hace un año y medio le ha proporcionado algo que no le aportaba el retrato urbano: la posibilidad de “contar su verdad, a través de lo que siente, con la ayuda de sus modelos”.
Negromundo. ¿Qué te hizo inclinarte por la fotografía de desnudo y abandonar el retrato urbano? ¿Cuál es el factor que te llevó al cambio?
Héctor Fernández. Primero quiero agradeceros esta oportunidad que me brindáis para dar a conocer un poco tanto mi persona como mi obra.
Desde adolescente siempre me llamó la atención la fotografía, pero siempre era muy intermitente. En verano de 2017, tras una etapa bastante dura para mí, decidí dejar mi trabajo y tomarme un año de descanso y realizarme a nivel personal. Retomé la fotografía después de casi tres años parado.
«El desnudo lo uso como la expresión más pura de las personas. Sin complejos, sin ataduras. Creo que soy capaz de capturar nuestras verdades»
Anteriormente trabajaba, sobre todo, para gente “famosa” de Instagram y redes sociales como Tik Tok de Mallorca. Eso me dio pie a darme a conocer, pero ese reconocimiento no era verdadero. La clase de público que mueven son fans y simplemente te reconocen por estar pegado a esas personas, y no por el trabajo que realizas. Ese reconocimiento social no me aportaba nada. No me veía reflejado en ese tipo de fotografía, siempre era todo igual. No veía evolución.
Decidí hacer un parón en verano de 2018 de unos meses para reflexionar sobre qué quería hacer. Y descubrí que quería contar quién soy a través de los cuerpos de las personas, de las emociones, de historias creadas para fusionar mis sentimientos con los de los y las modelos. Entonces decidí cerrar la cuenta que tenía en aquel entonces, en la que tenía 30K seguidores, cancelar las sesiones a clientes y abrirme la cuenta actual.
El desnudo lo uso como la expresión más pura de las personas. Sin complejos, sin ataduras. Tan sólo dejándose ser, creo que soy capaz de capturar nuestras verdades. La ropa muchas veces crea escudos en las personas, y dado que no dispongo de medios económicos para poder buscar la ropa adecuada para ciertos conceptos, prefiero invertirlo en atrezzo que dé forma a las ideas a través del lenguaje emocional de cada persona. Todos somos iguales, seamos hombres o mujeres, tengamos estaturas y pesos diferentes, seamos más altos o bajos, etc. Por eso pienso, que el desnudo es la forma más bella de expresión.
NM. Debe ser complicado comenzar en la fotografía de desnudo, pues la mayoría de las personas necesitan confianza para desnudarse ante un desconocido y su cámara. Y más difícil aún si todavía no tienes trabajos que mostrar a los modelos. ¿Cómo lograste iniciarte en este tipo de fotografía?
HF. Habiendo consumido anteriormente mucha fotografía artística, empecé a proponerles este tipo de fotos a chicas y chicos con los que ya había trabajado y con los que tengo amistad. Como tenemos mucha confianza, se prestaron para probar. Sabía que no quería hacer Boudoir, que quería transmitir cosas. Eso ayudaba a contactar con gente, de esta manera podían ver un poco del material que tenía y decidir si probar o no.
Siempre explico mi trabajo desde el vínculo con las personas. Le doy mucha importancia a tener una buena relación con quien voy a trabajar y creo que ese mensaje cala en las personas a las que se lo propongo. Obviamente mucha gente me rechaza cuando les planteo probar, pero mucha otra acepta, y me quedo con eso. Aquí en Mallorca, la isla donde vivo, no hay mucha cultura de modelaje y menos de fotografía artística de desnudo, por desgracia. Eso juega a veces a mi favor como un reclamo para quien quiere probar algo diferente. Pero es también un arma de doble filo, porque en otras personas produce rechazo.
«Siempre explico mi trabajo desde el vínculo con las personas. Le doy mucha importancia a tener una buena relación con quien voy a trabajar»
Sin embargo, comencé a encontrar más gente tras un viaje a Valencia, donde fui a trabajar con modelos profesionales y junto a dos fotógrafos que admiro muchísmo: Andrea Mengó y Pedro Moreno García. Ahí conocí una forma de trabajar el desnudo que me abrió los ojos, y aunque ya estaba inspirado por ello, verlo de cerca hizo conocer mejor cómo tratar este tipo de sesiones. A partir de ahí todo ha ido rodado. Cada vez es más gente la que se anima viendo la variedad de ideas y de modelos que pasan por mi perfil. Estoy muy agradecido a todas las personas que están formando parte de esto, porque gracias a ellas puedo seguir expresándome.
NM. ¿Podrías elegir una de entre todas tus obras?
HF. Tengo tres sesiones que me han marcado especialmente. La primera fue en ese viaje de mayo de 2019 a Valencia. Hice un planteamiento con un chico y una chica inspirado en la obra de Los Amantes de Magritte. En ella aparecen con los ojos vendados, de fondo una cascada y queríamos representar los amores imposibles, las relaciones a distancia, ese primer encuentro entre dos personas que llevan tanto tiempo queriéndose ver. En general cada obra tiene una foto muy especial y con cada sesión que hago se amplía el repertorio.
Si tuviera que elegir otra, también sería por la carga emocional que tiene para mí. Tuve una sesión con un chico que nunca se había hecho fotos, pero yo vi algo en él. Era su primera sesión y directamente se atrevió con el desnudo. Hasta ese momento sólo había trabajado con gente que ya conocía o con la que había estado hablando previamente. La sesión es un desnudo sin complementos, sin atrezzo. La naturaleza y él. Queríamos reflejar la libertad y sus límites. De ahí surgió la composición del chico corriendo en el aire como una marioneta de una nube. Sin duda uno de mis trabajos preferidos.
Y por último la sesión Hijo de la luna, inspirada en la canción de Mecano que hice con David Junior. Fue también una sesión muy mágica y salieron escenas preciosas. Pero de cada sesión tengo una o dos favoritas y especiales para mí, por su significado y lo que me transmite.
«Trabajo con personas, no con chicos o chicas. Mis ideas son universales, pueden tener el mismo significado con un hombre o con una mujer»
NM. Habitualmente los fotógrafos de desnudos se suelen inclinar por la figura masculina o la femenina y se especializan en una de ellas. Los protagonistas de tu obra son tanto hombres como mujeres. ¿Notas alguna diferencia entre ambos sexos a la hora de trabajar con ellos?
HF. Existe el mito, para mi falso, de que las mujeres expresan mejor que los hombres. Es verdad que, en general, se ve más fotografía femenina que masculina, y más en lo artístico. Pero no por ello significa que expresen mejor. Hay de todo. Los roles de género impuestos socialmente, en sociedades tradicionalmente patriarcales han marcado esas creencias. Los hombres han de demostrar fortaleza, ser viriles, y demás. Las mujeres por otro lado tienen que ser delicadas, emocionales, etc. Mi forma de pensar está en contra de eso. Trabajo con personas, no con chicos o chicas. Parto de esa base. Mis ideas son universales, pueden tener el mismo significado con un hombre o con una mujer.
Me encanta trabajar con chicos que se desnudan no sólo físicamente si no emocionalmente. Se relajan, salen de su zona habitual, y cuentan cómo son, lo que han vivido. Cuentan verdad. Por eso siempre soy defensor de la figura del hombre como elemento de transmitir emociones delicadas, melancólicas, bonitas… Y por eso mismo en muchos casos a las mujeres las muestro como seres empoderados, delicados pero fuertes. No se trata de igualdad, si no de equidad. No tendría sentido que mi obra fuera diferenciada según el sexo de la persona.
De hecho, a día de hoy, tengo más problemas a la hora de encontrar chicas dispuestas a los desnudos artísticos en mi isla, y tengo muchísimos chicos a la espera de que les plantee una idea. Eso me dice mucho de la sociedad y de cómo se percibe mi trabajo. ¿Lo positivo? Que las mujeres que se entregan a mis ideas, lo dan todo. Tienen claro lo que quieren. En cambio, con los chicos suelo tener que reunirme previamente, probar con ropa interior una sesión, que cojan confianza… Me adapto un poco a las necesidades de cada persona, ya que la finalidad es que se sientan cómodas para poder llegar a crear juntos.
NM. Eres educador social y aseguras en una publicación de Instagram que, pese a dedicarte a ayudar a los demás, no sabes muy bien cómo ayudarte a ti mismo. ¿Se refleja esta realidad en tu obra?
HF. Quizás en el resultado no se refleja, pero uso la fotografía como terapia personal, para encerrar demonios interiores, liberar emociones y miedos. Entre que hago una sesión y me pongo a editarla a veces pasan dos meses. En esos dos meses mi percepción de la idea puede haber cambiado y eso lo veo reflejado a la hora de editar. Mi edición dice muchísimo de mí. Identifico muy bien a qué mes pertenece cada sesión que subo. Y lo que acaba siendo una sesión con un significado, a la hora de editar me aporta otro, me vienen ideas que complemento con fotocomposición y le doy un nuevo significado. Eso es precioso, porque da libertad a la gente de interpretar las obras.
«Mi obra no deja de ser un reflejo de mí, y de quien sale en ella. Somos una simbiosis perfecta»
Al fin y al cabo, paso tanto tiempo trabajando como educador social con los problemas de los demás, que he tenido que encontrar mis herramientas para, por un lado no llevarme esos problemas a algo personal, y por otro, cuidarme mentalmente. La mejor forma siempre ha sido escribiendo y fotografiando. No soy una persona cercana a mi gente, ni a mi familia, me callo todo, no cuento nada. Quien me conoce, sabe bien los gestos que tengo y por qué los tengo, saben cuándo les necesito sin tener que decírselo. Y respetan que sea una persona muy solitaria, que me guste estar atrincherado en mi habitación editando, diseñando ideas, jugando a videojuegos o a lo que sea. Mi obra no deja de ser un reflejo de mí, y de quien sale en ella. Somos una simbiosis perfecta.
NM. Expresas tus sentimientos y emociones a través de tus modelos. ¿Cómo es ese proceso por el cual tratas de que interpreten lo que tú sientes?
HF. Suelo contarles un concepto y les pongo en la situación de la persona que interpretan, contándoles una pequeña historia. Son personajes. No es tanto modelar, sino dejarse llevar por lo que sienten. A veces lo que comienza siendo un planteamiento inicial evoluciona a otra cosa llevado por lo que acaban sintiendo los y las modelos al dejarse llevar. Es bonito cuando sucede eso, porque es cuando cuentan verdades suyas y se unen a las mías.
Todo comienza cuando les cuento una idea superficial de la sesión. Cuando aceptan, procuro invertir tiempo conociendo a cada modelo. Así cuando llega la sesión sé más o menos por dónde tirar. Cada persona es un mundo y necesita sus espacios e interiorizan las cosas de diferentes maneras. Durante la sesión, la música tiene mucha importancia. Dejarles fluir sin interrumpirles, a no ser que alguna indicación sea necesaria, para mí es imprescindible. Y de vez en cuando indicarles cómo se sienten, qué quieren hacer, también.
«Soy un ignorante de iluminación, de cosas técnicas, y eso no me imposibilita expresarme. Nosotros somos nuestro único límite»
NM. ¿Recomiendas a algún o alguna artista con mucho talento, pero poco reconocido?
HF. Uno de mis referentes es Pedro, con el cual tuve oportunidad de trabajar en su estudio de agua en Valencia (Espai Center). Su Instagram es @pedro_mg_photographer. Es un genio, trabaja las emociones con las modelos y crea auténticas historias que traspasan la pantalla. Lo conocí gracias a Andrea Mengó (@benditosmordiscos en Instagram). Trabajan juntos en el mismo estudio, pero son muy diferentes. Ella es magia, es fantasía, pero hace que todo eso parezca de la vida real. Yo la defino como una fantasía en un mundo actual.
Otro compañero, esta vez diseñador gráfico, que me encanta todo lo que haces es Germán Benito (@gervisuals en Instagram). Crea conceptos maravillosos, idílicos, surrealistas y a veces con contenido crítico y reflexivo.
También podría recomendar el trabajo de artistas internacionales como Felix Kindshofer o Nathan Milner. Ambos artistas, para mí, de referencia de desnudo.
NM. Cuéntanos lo que quieras.
HF. Desde que decidí dar este cambio, no me esperaba que fuese a ser tan importante tanto a nivel creativo como personal. Me he dado a conocer como soy y me he conocido a mí. Me he reencontrado tras unos años perdido. No me imaginaba que en un año y medio evolucionaría tanto, tendría tantísimos proyectos por hacer y tantas ganas de seguir creando y aprendiendo. Y eso se lo debo al feedback de la gente pero, sobre todo, a las personas maravillosas que están dispuestas a dejar su ropa a un lado y contarnos sus verdades. El desnudo más valiente no es el de quitarse las prendas, si no el de enseñar el alma, desnudarse a flor de piel hasta poder acariciar sus sentimientos. Sin vosotros, de verdad, no soy absolutamente nadie. Soy un ignorante de iluminación, de cosas técnicas, y eso no me imposibilita expresarme. Nosotros somos nuestro único límite.
Para finalizar, me gustaría decir a todas las personas que no saben qué camino coger, o que sienten que quienes son no les representa, que actúen. Da miedo salirse de la norma, romper con todo. Pero sin duda, acaba siendo placentero y el mejor acierto que una persona puede hacer.
Sitio oficial del artista: https://www.instagram.com/hecsouls