La fotógrafa vizcaína muestra en su obra el amor por la naturaleza en sus múltiples formas
Inés Valencia, de 39 años y natural de Vizcaya, es una fotógrafa cuyo trabajo es tan cambiante como la naturaleza misma. Y es precisamente en el mundo desnudo donde radica la esencia de su obra, la cual rinde culto a la madre tierra en todas sus formas; desde la cara más amable de la misma a la más atroz y violenta.
Valencia se dedica, casi exclusivamente, al autorretrato. Una disciplina que le permite, según afirma: “Sacar la oscuridad de dentro o convertirse en otra persona para concienciar sobre realidades que le duelen”. La fotógrafa ha explorado el arte y la artesanía en muchas de sus múltiples facetas; desde la caligrafía o la acuarela, hasta el punto y la joyería.
Pese a que lleva muchos años dedicada a la fotografía en general, no fue hasta 2016 cuando entró de lleno en el autorretrato conceptual.
Negromundo. ¿Por qué haces casi exclusivamente autorretratos?
Inés Valencia. Empecé a fotografiarme porque yo era la única persona que siempre tenía a mano, para hacer pruebas de luz y experimentar. Pero terminé enamorándome del autorretrato, de cómo me permite vivir en otros mundos, de lo terapéutico que resulta verse desde fuera.
NM. ¿Antes de comenzar a conciencia con el autorretrato qué tipo de fotografía hacías?
IV. Yo empecé a hacer fotos para llevarme a casa trocitos de naturaleza, que es lo que más adoro y me inspira en este mundo, así que hacía muchísimo paisaje y macros de plantas. Luego quise hacerle fotos a todo: a las calles, a cualquier rincón, a cualquier objeto. Las personas fueron lo último que incorporé, la verdad.
NM. ¿Es liberador utilizar la fotografía con fines terapéuticos?
IV. Muchísimo, al menos para mí. Cuando estoy planificando qué fotos voy a hacer, montando el set, llevándolas a cabo y editando, mi cabeza está totalmente centrada en eso. Es una forma de meditación. Ya eso sería suficiente motivo para hacerlo, pero es que hay mucho más.
Quiero insistir en la importancia de verse desde fuera porque, muy a menudo, tenemos un concepto de nosotros mismos muy bajo, nos queremos poquito. Meterse en la piel de un personaje, ponerse determinado estilismo o abrirse completamente para sacar un sentimiento es ya potente. Pero ver el resultado, la foto final en la que eres tú quien está ahí, empodera.
«Quiero insistir en la importancia de verse desde fuera porque, muy a menudo, tenemos un concepto de nosotros mismos muy bajo, nos queremos poquito»
NM. ¿Cuál es la diferencia entre retratar a otras personas y retratarse a sí mismo?
IV. Depende un poco del tipo de fotografía. Cuando trabajo con familias, parejas, peques, etc… lo que me interesa son ellos: su personalidad, sus lazos, sus emociones. Me centro en capturar todo eso, interfiriendo lo menos posible. Trabajo muy poquito con modelos y, cuando lo hago, no suelen ser modelos profesionales sino familia o amigos. Con ellos es fácil, porque les conozco y sé cómo hacerles llegar lo que quiero que transmitan. Además, tengo muy buena suerte y lo hacen de maravilla, tanto que muchas veces, las mejores fotos son las que ellos mismos improvisan. El autorretrato es muy diferente. Logísticamente, es más complicado porque aquí, yo me lo guiso y yo me lo como. Preparo el set, hago mil pruebas de enfoque, de encuadre, de luz. Me peino, me maquillo, me pego cosas por el cuerpo, me visto… lo que toque. Y, de esa guisa, empieza la fiesta. Pero claro, a nivel interpretativo, no hay nada más sencillo. Sé perfectamente lo que quiero hacer y tengo todo el tiempo del mundo para conseguirlo.
NM. En anteriores etapas has ahondado más en otras disciplinas como la caligrafía, la acuarela, el punto o el diseño de joyas. ¿Has dejado atrás estas etapas o las relacionas de alguna manera con el retrato?
IV. Soy una loca de las manualidades y todo lo que implique crear con las manos. Así que he pasado por mil y una fases. También soy muy errática y termino dejando una cosa para engancharme a otra. Pero, al final, siempre estoy haciendo algo. Y todo termina estando en mis fotografías, de una manera u otra. Al fin y al cabo, la mayoría de mis autorretratos hablan de mí.
NM. Una de tus mayores pasiones es la naturaleza. ¿De qué manera convive la misma con tus obras?
IV. Como decía antes, la naturaleza es mi lugar feliz. Quizá por eso, desde hace ya unos años, necesito que los paisajes estén habitados. El autorretrato en la naturaleza me vuelve loca porque me permite incorporar todo lo que adoro. Además, es el escenario perfecto para la fantasía, otro de mis grandes amores. Si tuviese entornos naturales más a mano, creo trabajaría muy poquito en estudio. Tristemente, no es así, así que me apaño como puedo y, muchas veces, incorporo elementos naturales aunque haga las fotos en el salón de mi casa.
NM. ¿Qué piensas cuando ves tus primeras fotografías?
IV. Ay, aquellas fotos… Pues diría que un poquito de vergüenza y muchísima ternura. Muy poquitas me hacen reirme, pero todas me hacen sonreír.
«El autorretrato en la naturaleza me vuelve loca porque me permite incorporar todo lo que adoro»
NM. En tu trabajo se pueden apreciar instantáneas que evocan situaciones y sentimientos amargos como el dolor o la muerte, pero también hay otras que inspiran alegría o paz. Habitualmente otros artistas se decantan por un lado de la balanza.
IV. A fin de cuentas, fotografío lo que siento en cada momento. A veces estoy pletórica y otras estoy hundida. A veces necesito ser una elfa, tranquila en su bosque. A veces necesito canalizar la ira y la frustración con una fotodenuncia. A veces, simplemente, me apetece hacer algo bonito. O algo terrible.
NM. ¿Qué te hace decidir entre el color o el blanco y negro a la hora de editar tus fotografías?
IV. Me cuesta responder a esta pregunta porque, más que una decisión, es un impulso. Muchas veces es algo que pasa en edición. Puede que lleve un buen rato trabajando el color y, de repente, pienso: “¿Pero qué hago? Esto pide blanco y negro”.
No siempre es así, claro. Mi serie “The core”, por ejemplo, está concebida en blanco y negro. Su fuerza es la carga emocional y cualquier color me estorbaría. Y luego está mi serie “Ecosuidios”, que es azul, como los océanos que tanto maltratamos.
La máxima, supongo, sería que el color nunca debe distraer.
NM. ¿Podrías elegir una de entre todas tus obras?
IV. Voy a tirar de tópico, pero es que es así. Es muy difícil elegir sólo una cuando la mayoría de ellas llevan tanto de mí misma. Pero me voy a mojar y voy a elegir “The touch”. Es parte de la serie “The core”, que nace de ahí, del núcleo. Ésta fotografía es especial porque habla de la enfermedad que me llevó a estar en casa durante muchos meses, a coger la cámara y a empezar a hacer autorretratos conscientes. Fue el principio de muchas cosas, la mayoría buenas.
NM. Cuéntanos lo que quieras.
IV. Muchísimas gracias por esta entrevista, por visibilizar tanto mi trabajo como el de tantos compañeros maravillosos.
Sitio oficial de la artista:
https://www.instagram.com/inesvalencia_art/