Un pintor italiano forjado en la Academia de Bellas Artes de Roma y en la Academia Royal de Bruselas
El universo entre las paredes de un taller donde explorar y representar la figura del ser humano en todas sus dimensiones. Así es la vida del pintor italiano Mirco Marcacci (1975), un artista forjado en la Academia de Bellas Artes de Roma y en la Academia Royal de Bruselas.
Su incursión en el arte comenzó desde niño con el dibujo, pero su contacto con los pinceles no tuvo lugar hasta los 21 años. Creció, artística y espiritualmente, inspirado por las pinturas de Egon Schiele, Francis Bacon y por el existencialismo alemán y francés.
Actualmente se siente atraído por el cine de David Cronenberg, Shinya Tsukamoto y Takashi Miike. Asimismo, afirma que artistas como Matthew Stone o Refik Anadol influyen mucho en su manera de entender el arte.
En estos momentos, Marcacci se encuentra enfrascado en una colaboración con el histórico estudio Litografía Bulla en Roma, donde realizarán una exposición para mostrar el fruto de su trabajo: rostros expresados a través de la litografía, la xilografía y la técnica del pochoir.
Negromundo. Hasta el momento ha sido relativamente sencillo para nosotros encontrar preguntas para otros artistas. Tu obra nos deja intrigados y con ganas de profundizar en ella… ¿Qué deseas transmitir a través de esos rostros fragmentados e inquietantes?
Mirco Marcacci. Siempre me he sentido atraído por la anatomía. Me encanta pensar en el ser humano como una máquina de carne perfecta. Me fascina vernos como carne con una estructura de huesos que nos sostiene. Por otra parte, me siento atraído por el lado inmaterial del hombre y por todos los planteamientos que este suscita. Intento poner el acento sobre estos dos aspectos: quiero mostrar la máquina de carne, pero también quiero que se vea lo que hay debajo, más allá de la materia que nos constituye. Los rostros están fragmentados, tienen agujeros negros y vacíos, igual que nuestra existencia. Quiero crear un puente visual entre nuestra materialidad e inmaterialidad, entre el cuerpo y el concepto de la existencia.
N.M. Tus pinturas parecen tener mucha influencia de la cultura japonesa. ¿Qué importancia ha tenido Japón en tu obra y en tu figura como artista?
M.M. Alrededor de los 12 mi sueño era ser un mangaka. Leía todo los mangas que encontraba en Italia en esa época. Gracias a ellos empecé a acercarme a la cultura japonesa. Viajé varias veces a Japón y creo que no haya otro lugar donde la estética esté tan presente en todo. Han sido educados en la belleza. Amo el fuerte contraste presente entre tradición y progreso, contraste que desde siempre me ha apasionado también desde el punto de vista del arte.
«Me fascina vernos como carne con una estructura de huesos que nos sostiene»
N.M. ¿Cuánto tiempo pasas en el lugar donde creas?
M.M. No salgo prácticamente nunca de mi taller. Cuando no estoy pintando me quedo allí leyendo o mirando cosas.
N.M. La mayoría de tus pinturas son de rostros. ¿Qué sientes cuando estás solo en tu estudio rodeado de tantas miradas?
M.M. Después de muchos años estoy acostumbrado a convivir con ellos, aunque por lo general no dejo muchas obras expuestas en el taller. No quiero demasiada información visual alrededor mientras estoy pintando.
N.M. ¿Siempre te has dedicado a este tipo de pintura o es una etapa en tu carrera artística?
M.M. Desde los primeros años en la academia me dediqué a la pintura figurativa, a retratos y desnudos. En 2004 descubrí casualmente una técnica para trabajar el vidrio de seguridad. Me derivó a una producción, paralela a la pictórica y todavía en curso, de vidrios con caras definidas por sus fracturas. Acentuadas después con una técnica derivada del grabado.
En 2009 viajé a Argentina por primera vez y un largo trabajo sobre el torso humano me llevó a mi, quizás único momento, de abstracción real. Después de aproximadamente dos años volví progresivamente a la figura, intentando mantener algunos elementos presentes en mi época de trabajos abstractos. Creo que mi pintura a día de hoy se puede definir como la suma de ambas cosas.
N.M. ¿Pintas de fuera hacia adentro o de dentro hacia afuera?
M.M. Que linda pregunta… Pinto siempre de dentro hacia afuera. No sé imaginar otra forma de hacerlo.
N.M. ¿Cómo influye tu obra en tu vida personal?
M.M. Mi obra y mi trabajo cambian continuamente mi forma de percibir y mirar el mundo. Las elecciones que hago en pintura a veces inspiran mi vida. La pintura te pide fuerza, coherencia y personalidad… Intentar conseguirlas en la pintura te ayuda a conseguirlas en la vida también.
«Intentar conseguir fuerza, coherencia y personalidad en la pintura te ayuda a conseguirlas en la vida también»
N.M. ¿Y tu vida personal en tu obra?
M.M. Lo que se ve en mis obras es mi vida. Todo lo que hago, siento y experimento se refleja sin que lo quiera en mis obras.
N.M. Tus últimas publicaciones se centran más en desnudos que en rostros. ¿Algo está cambiando?
M.M. Dejé por años el desnudo. Recientemente volví a la pintura con óleo y sentí el deseo de extender mi análisis del rostro a la figura entera. Las últimas obras son todos desnudos de gran formato.
N.M. Cuéntanos lo que quieras.
M.M. Les voy a anticipar que, con la ayuda de la Asociación Cultural Kill The Pig, me estoy planteando llevar a cabo una instalación permanente en un hermoso centro histórico italiano. La cosa está todavía en fase proyectual, pero creo que lograremos presentarla en 2020.
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