En portada: In the Mood for Love | Por Coral Rocío

La fotografía de la sevillana Coral Rocío nace de la necesidad de destruir para volver a construir, de materializar sus pensamientos y emociones a través del autorretrato. Su obra es una ventana a su interior, su pasado, sus preocupaciones y sus traumas de la infancia y la adolescencia. Pero también es un espejo en el cual pueden verse reflejados aquellos espectadores que han afrontado vivencias similares. Las fotografías de la artista sevillana, a menudo con una estética pictórica, son una “herramienta de catarsis y de voz activista sobre temas como la salud mental y el feminismo”.  

Tras su formación en Iluminación, Captación y Tratamiento de Imagen, trabajó como fotógrafa de artes escénicas y conciertos. También se adentró en el mundo de los eventos sociales, haciendo sus primeros reportajes de boda. Y no fue hasta marzo de 2020, cuando el confinamiento causado por la pandemia del Covid-19 le otorgó la tranquilidad y el tiempo necesarios para reinventarse y experimentar con la fotografía artística y conceptual. Al año siguiente Coral decidió compartir su obra con el público.


Pregunta. Coral, hubo un momento de tu vida en el cual dejaste de vivir esta forma de alienación a la que nos vemos sometidos a causa de la presión social, familiar o, incluso, a causa de la autoexigencia. ¿Qué te hizo despertar y dedicarte a aquello que te hace feliz?  

Respuesta. Fue algo gradual, mi mentalidad había cambiado mucho durante los últimos años y seguía haciéndolo. Hice un gran ejercicio de deconstrucción que me ha llevado a construirme hoy en día, mejor.
Pero, si hablamos de causas más concretas, podría ser por sentir el peso de la edad, por pensar que en un futuro todo seguiría igual si no me movía, que seguiría estancada y con unos planes de futuro que sólo ofrecerían estabilidad económica, pero nada de ilusión por despertarme cada mañana. Pensé que seguiría hundida y deprimida, como años atrás, y simplemente di el paso.

P. Hasta 2020 te habías dedicado a la fotografía de eventos y reportajes, pero en 2020 llegó la maldita pandemia del Covid y esto supuso un cambio drástico en tu trabajo fotográfico, que viró hacia la imagen artística y conceptual. ¿Cómo recuerdas el proceso por el cual surgió la primera fotografía de esta nueva etapa?  

R. Recuerdo el movimiento que hubo en el gremio de la fotografía de “yo me quedo en casa, fotógrafos”, por el cual muchos profesionales y artistas de la imagen daban conferencias por redes sociales diariamente. Fue un tiempo de empaparme de muchísima información, de conocer personas, de conocer otras maneras de entender la fotografía y otras técnicas de edición y retoque que nunca había visto. Comencé por realizar algunos autorretratos sencillos y llevarlos a otros escenarios en la edición. Me di cuenta de cómo esto me divertía y me relajaba. Jugué, jugué mucho.
La primera foto no recuerdo cual fue. Sí recuerdo dos o tres de los comienzos que, si bien algún día compartí en Instagram, borré al cabo de un tiempo porque no me encajaban con ningún concepto claro. Realmente fueron una especie de ensayos estéticos. 

P. Te apasiona el cine y tienes formación audiovisual, ¿has pensado en llevar tus ideas a las imágenes en movimiento?

R. De hecho, de forma profesional comencé en el mundo del vídeo, creando con unos compañeros y compañeras una productora audiovisual en Sevilla orientada al colectivo LGTBI+, pero creo que me desilusioné del vídeo cuando este proyecto no encontró financiación; entonces decidí moverme por mi cuenta y pensé que era más sencilla la foto fija. Otros motivos fueron el no tener un equipo profesional para vídeo; el que tenía no rendía lo necesario. Más tarde también entendí que trabajo mejor sola y que, por mucho que me gustase el cine, es complicado dar con un equipo de personas con el que sentirse cómoda y que tengan los mismos intereses y compromiso que tienes tú. Hoy en día no descarto la imagen en movimiento, pero de una forma muy casera y sin depender de nadie. Quizás algo más tipo animación.

P. Muchas de tus obras discurren sobre temas vinculados con la salud mental. Con relación a esto, no sé si has visto la última campaña del Ministerio de Salud, pero resulta paradójico que el lema sea: “Si necesitas ayuda, pídela”, cuando es prácticamente imposible acceder a los escasísimos psicólogos de los que dispone la sanidad pública. ¿Crees que la sociedad está enfermando mentalmente de forma gradual y masiva o que la situación siempre ha sido la misma?

R. En cierta manera creo que la situación siempre ha estado mal, sólo que antes estos temas eran tabú. Si eras una persona de salud mental no normativa se te tildaba de loco y fin. También estoy segura de que con el Covid y con el ritmo frenético laboral del sistema capitalista y de conciliación de vida familiar de hoy en día, ha aumentado la ansiedad y depresión.
También me gustaría matizar que es difícil encontrar a un profesional de la salud mental que se adapte a tus necesidades y que no caiga en buscar soluciones únicamente en la medicación.

Los filtros que han creado plataformas como TikTok e Instagram están haciendo mucho daño en la percepción de nuestra propia imagen, en querer hacernos a todas y todos iguales en cuanto a facciones y tipos de cuerpo

P. Tu retrato titulado Pasión habla sobre los trastornos de conducta alimentaria. A colación de esto, una investigación llevada a cabo por la Universidad de Pittsburgh alerta de que los usuarios que más tiempo pasan en las redes sociales tienen más problemas relacionados con su imagen corporal y hábitos alimenticios. ¿Cómo podéis contribuir a invertir esta tendencia los creadores de contenidos artísticos?  

R. En mi caso, todos mis problemas vinieron por la infancia y adolescencia, con el trato de los niños, niñas y mayores en la calle, en el colegio… Pero entiendo esta tendencia. Creo que los filtros que han creado plataformas como TikTok e Instagram están haciendo mucho daño en la percepción de nuestra propia imagen, en querer hacernos a todas y todos iguales en cuanto a facciones y tipos de cuerpo. Como creadora intento no caer en procesos de retoque excesivos que lleven a estos cuerpos y pieles perfectas, pero es complicado si te dedicas profesionalmente a ello ya que, por desgracia, “vende lo que vende”.
Aun así, mi idea es hacer más activismo social con mi fotografía en un futuro y el tema de la imagen, de cómo nos vemos y nos ven, es algo que quiero que sea un punto fundamental de mi trabajo.

P. Dentro de Instagram formas parte de un grupo de mujeres fotógrafas que “con miedos, vergüenzas y mucha risa, os unís para mostrar vuestra voz a través del autorretrato” y utilizáis el hashtag #loopautorretratos_latinoamerica. ¿Todavía existe el machismo en el arte? ¿En qué aspectos se hace más notable?

R. Ya no formo parte de ninguno de esos grupos porque consistían en unos retos fotográficos que te llevaba a crear por obligación, al menos en mi caso. Respecto a la pregunta, diría que sí, pero matizable. En la fotografía artística destacan más mujeres, pero esto es un arma de doble filo porque somos nosotras las que podemos mostrarnos sensibles, vulnerables, a las que la sociedad considera que tienen un cuerpo más bello, etc. Así que existe machismo, por supuesto, pero diferente del que hay, por ejemplo, en la fotografía de bodas, donde claramente existen más hombres fotógrafos profesionales que mujeres. Esto es porque ese sí es “un trabajo serio”.

P. Durante un tiempo creabas sólo para ti, pero no publicabas tus obras. Aunque llegó un momento en el que decidiste abrirte al público y compartir tu arte. ¿Qué aspectos positivos y negativos, si los hubiese, destacarías de esta nueva etapa?

R. El compartir mi arte ha sido, y es, un arma de doble filo. Por un lado, obtienes amor, halagos, empatía, reconocimiento, conectas y conoces a personas afines a ti y creas lazos de amistad y compañerismo. Por otro lado, es difícil no caer en la trampa de hacer el recuento de tus likes, de preocuparte si no llegas a gente suficiente, de cuestionarte tu obra porque, aparentemente, no guste al público…

P. ¿Recuerdas alguna pesadilla recurrente de tu infancia?

R. Recuerdo tener prácticamente el mismo tipo de pesadillas que tengo ahora. Escenarios donde hago el ridículo en público o bien en los que tengo que pasar diferentes pruebas límite, normalmente físicas, para llegar a una meta. Curiosamente siempre me despertaba antes de llegar.

P. Cuéntanos lo que quieras.

R. Creo que dedicarse al arte es difícil, hay que ser muy constante, dedicar muchas horas, caerte una y mil veces y no abandonar. En mi caso, soy el arquetipo del “artista que se hace”, no el que nace (obviando que el sistema educativo nos ha adormecido a todas y todos la creatividad), pero aún así es el arte el que me ha salvado, literalmente. Hoy en día tengo ilusión por el futuro, me levanto con GANAS, tengo un objetivo, mi cabeza está centrada y visualizo mucha luz a mi alrededor. Mi mayor deseo es vivir de lo que amo, compartirlo con mi pequeña tribu y cambiar un poco el mundo desde mi parcela.
Para finalizar me gustaría daros las gracias por pensar en mí para una entrevista, ya que son estas cosas las que te dan un chute de energía cada día, vosotros habéis apoyado mi trabajo desde el principio y siempre me provocáis una gran sonrisa. Me encanta vuestro trabajo y creo que también colaboráis a cambiar un poco el mundo para mejor.


Sitios oficiales de la artista:
https://www.coralrocio.com/
https://www.instagram.com/coralrocio/