Las instituciones mentales se llenaron de artistas que visitaban a los enfermos para nutrirse de su locura e inspirarse
Relación histórica
Los primeros en relacionar las ‘’enfermedades mentales’’ con el arte fueron los griegos. Para estos, los poetas eran algo así como ‘’enfermos divinos’’, y el filósofo Platón creía que la inspiración era fruto de momentos de ‘’locura divina’’.
El arte a lo largo de la historia ha servido de refugio para el arte melancólico, oscuro o excéntrico, y también, ha sido refugio para artistas con enfermedades mentales, artistas que han visto en el arte el vehículo perfecto para plasmar su locura y mostrar el mundo que les rodea. Sin embargo, por desgracia, también ha estigmatizado a muchos artistas, considerándolos como locos y apartándolos a la marginalidad, no solo de la vida artística, sino también, de la vida misma.
En el pasado, el ‘’loco’’ era apartado y marginado, por desconocimiento y vergüenza, esto provocó que muchos artistas, hoy considerados pilares fundamentales del arte, murieran en soledad y pobreza, y que el reconocimiento de sus obras fuera póstumo como fue el caso de Vincent Van Gogh.
Hoy no podemos estudiar el cerebro de personas ya fallecidas, pero a través de su arte podemos llegar a especular sobre sus posibles trastornos mentales, los cuales fueron en gran medida, los protagonistas de sus obras.
El padre del psicoanálisis Sigmund Freud lo cambió todo
Durante toda la historia la locura era considerada como algo maldito, algo de lo que había que huir. Con la llegada de Freud y de sus estudios esto cambió. Freud, gracias a sus estudios, dejó claro que el consciente no era el único dueño de la mente y que todos teníamos un subconsciente, el cual era incontrolable e irracional.
Gracias a esta nueva concepción, la locura podía ser observada sin miedo alguno, y podía ser plasmada con aceptación. En ese momento se producía el auge del arte surrealista, y los artistas buscaron inspiración en la locura. Y es que los ‘’locos’’ fueron pioneros desde tiempos inmemoriales del surrealismo, pero nadie les había hecho caso.
Las instituciones mentales se llenaron de artistas que visitaban a los enfermos para nutrirse de su locura e inspirarse, otros artistas preferían inspirarse a través del consumo de alucinógenos. Los propios pacientes podrían llevar a cabo sus propias obras y presentarlas a un público, pero desgraciadamente la concepción cambió para la enfermedad y no tanto para el enfermo. También ocurre, como en las demás personas, que no todos los enfermos mentales sabían pintar, y otros, aunque si sabían, no podían controlar su imaginación, por lo que su capacidad creativa se veía limitada por el grado de su enfermedad.
De esta locura se nutrieron numerosos artistas surrealistas como René Magritte, conocido por la disociación y la confusión de sus obras.
Otros artistas también se inspiraban en la locura, pero de una forma más onírica como es el caso del pintor Salvador Dalí. Pero el artista más importante fue sin duda Jean Dubuffet. Quien creó una corriente con nombre propio: Art Brut, en español: Arte Marginal.
Antes de la llegada de este concepto las obras de los enfermos eran reconocidas, pero no sus autores, estos no eran considerados artistas. Gracias a esta corriente, Jean Dubuffet sacó a estos artistas a la luz.
«Algunos enfermos mentales, aunque sabían pintar, no podían controlar su imaginación. Por lo que su capacidad creativa se veía limitada por el grado de su enfermedad»
Algunos de estos artistas fueron Paul Gösh, un esquizofrénico cuya obra tenia composiciones complejas y muy coloridas. Gösh murió en un campo de concentración nazi durante la segunda guerra mundial.
Otro gran nombre descubierto por Dubuffet, fue Martin Ramírez: un mexicano que pasó la mitad de su vida recluido en una institución mental estadounidense. Allí desarrolló su obra.
Ramírez estaba obsesionado con las puertas y así lo plasmaba en sus obras, donde mezclaba su obsesión con juegos de perspectivas de túneles, columnas o raíles.
Pero no podemos hablar de arte esquizofrénico sin hablar de Louis Wain. Al que no se le puede considerar dentro de la corriente del Art Brut, por el hecho de que Wain empezó su carrera artística y ya era un artista reconocido mucho antes de ser diagnosticado con la enfermedad. Sin embargo, nos dejó un legado cuanto menos importante e interesante. Pues su obra antes de su esquizofrenia era en forma de ilustraciones normales para periódicos, cuando fue diagnosticado y su enfermedad fue avanzando, Louis Wain cambió radicalmente, hasta el punto de ser internado por su familia en un sanatorio. Allí siguió haciendo arte y este arte fue mostrando el progreso de su enfermedad. Conocido por dibujar gatos, en su obra puede observarse perfectamente cómo conforme avanza su estado mental, sus obras van cambiado su expresión, desde dibujar gatos en posiciones placidas y con aspecto simpático hasta pintarlos con expresiones de alarma y asustados, esto debido a la ansiedad que sufría Wain, y que la plasmaba en la expresión de sus gatos. Otra característica que fue cambiando, fueron los fondos. Cuando no estaba enfermo, los fondos de las pinturas donde representaba a sus gatos, eran paisajes. A medida que progresaba la enfermedad, estos fondos se convirtieron en figuras geométricas que se fueron mezclando con los gatos, hasta el punto de ser irreconocibles, sin embargo, los gatos nunca se fueron.
Actualidad
En la actualidad existen varios artistas con esquizofrenia, no solo en la pintura o artes plásticas, también en la actuación o la música. Uno de esos artistas es el ruso Vergvokte, de quien se sabe poco debido a que lleva una vida totalmente apartada de los medios de comunicación. En sus obras plasma sus peores pesadillas. Con el uso del carboncillo expresa la oscuridad de su obra. En esta, conviven temas como la religión, la lucha del bien y el mal, y la decadencia, todo esto plasmado de una forma metafórica y oscura.
En este artículo no podía no incluir a David Nebreda. Un artista y fotógrafo español, que en España no es nada conocido, sin embargo, en Francia goza de un gran reconocimiento. A la edad de 19 años fue diagnosticado con esquizofrenia, y tras ser internado en contra de su voluntad, decidió encerrarse en su piso de Madrid. Allí, Nebreda vivió sin ningún tipo de comunicación con el exterior, no tomó ninguna medicación para su enfermedad, y se sometió a severos ayunos que le hicieron mantenerse en un estado de delgadez extrema. El protagonista de sus obras es él mismo y su cuerpo, llegando a ser grotesco, inquietante, atroz y espeluznante.