Grupos organizados para el expolio de yacimientos arqueológicos, máquinas de construcción que arrasan hallazgos de la noche a la mañana, atentados terroristas contra monumentos históricos, grafitis mancillando bienes culturales, reconstrucciones desastrosas… Son noticias que se repiten cada día, pero que no abren informativos, ni forman parte de portadas. Como mucho, quedan relegadas a las últimas páginas o a los últimos segundos antes de dar paso a los deportes. ¿Cuál es la situación actual en cuanto a la conservación de los bienes culturales? ¿Cuáles son los motivos por los que una persona o un grupo de ellas atentan contra el patrimonio histórico? ¿Cuáles son las consecuencias de atentar contra estos bienes que nos pertenecen a todos y a todas? Para responder a todas estas preguntas hablamos con David López y Ana Valero, propietarios de la empresa alicantina de arqueología Estrats y con el arqueólogo y jurista campellero Sergio Lledó, especializado en patrimonio, quien ha logrado, tras años de lucha, que se declarase Bien de Interés Cultural, una de las torres de la huerta del municipio que se encontraba en unas condiciones deplorables y que estaba siendo utilizada como granero.