El fotógrafo cuya obra traspasa la lógica y el entendimiento
Explorar la obra del fotógrafo madrileño Pablo Sola (Madrid, 1984) es sumirse en una cámara frigorífica, fascinado y aterrado por unos personajes que parecen haber emergido de las pesadillas más profundas de un artista cuyas obras traspasan la lógica y el entendimiento del observador. Probablemente, amigo lector, cuando termines de leer esta entrevista, no habrás comprendido del todo su obra. Aunque eso no importa, pues es más que probable que quedes cautivado por el misterio y lo irreal de sus fotografías.
Sola ha explorado los terrenos del dibujo y la ilustración, pero parece que al fin ha encontrado la forma en la que mejor sabe expresarse: la fotografía. Tras estudiar un máster en esta disciplina, encontró trabajo en el ámbito editorial. Esta incursión le enriqueció profesionalmente, pero no logró liberar toda su creatividad y expresión hasta que volvió finalmente a dedicarse de lleno al arte.
Negromundo. Tus primeras incursiones artísticas fueron en el dibujo. ¿Qué solías dibujar cuando eras niño?
Pablo Sola. Recuerdo, gracias a que mis padres han guardado gran parte de esos dibujos, siempre la figura humana como elemento principal. No creo que tuviera un discurso muy coherente salvo por el interés en el movimiento del cuerpo. Me viene a la mente un dibujo que hice estando de visita a casa de mis abuelos de una cabaretera, en un trozo de papel de notas, agachada enseñando la ropa interior y con un foco de luz de fondo. Ahí tendría unos cinco años y no sé de dónde saqué la idea. Mi interés por plasmar lo alienígena o temas de ocultismo llegó en la adolescencia.
N.M. También estudiaste ilustración. ¿Qué limitaciones tiene respecto a la fotografía a la hora de poder expresarte?
P.S. Sin ninguna duda y con total seguridad, lo que la persona que estás retratando puede darte. Somos recipientes con mucha información, desde el propio ADN: vivencias, arrastres kármicos, etc. Se vuelve una terapia para mí, la mayoría de las veces no les conozco en persona antes de encontrarnos en la sesión de fotos. Lo que veo me ayuda a despojarme de prejuicios y terminamos teniendo un contacto fluido después de ello, formando un nuevo círculo de amistad. Eso en la ilustración no sucede. Aunque dibujar siempre es menos limitante, todo está en lo que el cerebro le manda a la mano.
«Mi interés por plasmar lo alienígena o temas de ocultismo llegó en la adolescencia»
N.M. Hay algo que caracteriza a la gran mayoría de tus fotografías, todas tienen un tono frío dominante. ¿A qué se debe esta característica?
P.S. Principalmente creo que se debe a la temperatura de color de los focos o del ambiente cuando de exteriores se trata, sí hablamos técnicamente. Pero para mí es una interpretación del aura, aunque parezca mentira cada persona retratada desprende un tono diferente. Suelo utilizar el mismo esquema lumínico en fotos de estudio y cada sesión fotográfica me aporta nuevas cosas, desde las sombras del cuerpo a la luz que rebota en ellos. Por otra parte, de forma subconsciente necesito que todo sea muy aséptico para que se centre en la intención del mensaje y en el protagonista. Es una especie de mundo pulcro salpicado por un toque de cruda realidad.
N.M. Tus obras se centran en el ser humano. Se percibe en ellas a nuestra especie como meros cuerpos biológicos, artificiales, carentes de sentimientos… ¿Percibes así al ser humano?
P.S. En absoluto, precisamente pretendo llevarlo a todo lo contrario y transmitir en lo que nos estamos convirtiendo, una legión cibernética de perfección. Mis creaciones, la mayoría retratos, se centran en expresar algo que remite a algo o alguien de mi vida real y casi congelarlo en un ambiente escultórico sin miedo a esconder el dolor o lo rudo, como sí de postales del pasado se tratase. Es obvio que son trasladados por mí a un mundo surrealista, a una especie de letargo, que es el que dota de esperanza lo tan fríamente representado.
«Aunque parezca mentira, cada persona retratada desprende un aura diferente»
N.M. ¿Entienden tus familiares y amigos tu trabajo?
P.S. Casi nunca. Algunas cosas les gustan mucho, pero la mayoría les espantan. Lo prefiero y entiendo, porque no quiero ni deseo que estén en mi mente, esa parcela es mía y en la que nadie va a entrar a saber cuál es el siguiente paso. Necesito hacer un estudio sobre esa idea y de mí mismo por tenerla, qué me lleva a ella, sí es realizable o no tiene validez alguna. Pienso que es más soportable que no te entiendan los demás a no entenderse uno mismo. Y la necesidad de decir lo que quieres decir para mí prevalece por encima de todo.
N.M. ¿Cuál es tu mejor obra?
P.S. Esto se me hace imposible de contestar, soy incapaz de valorar qué es lo mejor que he hecho e incluso por qué. Soy perfectamente consciente de lo que me ha resultado más sencillo, de lo que más pudor me ha dado e incluso de lo que detesto de mi trabajo realizado hasta ahora, pero no controlo mis piezas de manera objetiva. Es como vivir entre el amor y el odio más extremo con cada una de ellas.
N.M. Tus fotografías son muy genuinas, fácilmente atribuibles a tu figura como fotógrafo. ¿Tu lugar de trabajo tiene una atmósfera parecida a la de tus obras?
P.S. No en su totalidad, porque es un imposible y sería como vivir en una ensoñación. Aunque reconozco que predominan los blancos, los rosas pálidos en tono producto cárnico, junto con los grises y azules, pero con una luz más cálida que hace un entorno más acogedor, más hogar. No me reconozco en una mazmorra o en un purgatorio austero, no tengo nada que redimir o castigar. Me gusta encontrarme rodeado de recuerdos u objetos que me inspiran y tranquilizan mientras se fraguan las ideas, por muy grotescas que parezcan en el resultado.
«No me reconozco en una mazmorra o en un purgatorio austero, no tengo nada que redimir o castigar»
N.M. ¿Explicas a tus modelos el concepto que quieres llevar a cabo cuando los requieres para una sesión?
P.S. Siempre, aunque eso no quiere decir que lo comprendan. Con los años he aprendido a ser más locuaz y saber que por más claro que lo vea en mi cabeza, la otra persona, en este caso quien accede a posar para mí, no vive en ella. Por lo que debo explicarle con detalle, con referencias y bocetos lo que vamos a llevar a cabo juntos, ya que no ha viajado en el proceso de la idea inicial. Sólo experimenta la realización de la sesión, hasta el resultado final. Todo esto no se presenta como un problema porque las personas suelen ser muy generosas conmigo y confían en mí de manera sorprendente.
N.M. ¿Cómo te gusta imaginar tu futuro artístico?
P.S. Me gusta imaginarlo con libertad. Libertad en mi proceso, libertad en continuar con mi propio discurso y no dejarme arrastrar por lo que otros hagan. Libertad en mi producción, en mi elección de trabajar con la gente más afín o dispar, que siempre aporte una nueva interpretación al apreciado aspecto mundano y me abra los ojos hacia nuevas cosas. Nunca estancarme.
N.M. Cuéntanos lo que quieras.
P.S. Actualmente y hasta el 12 de enero estoy participando en la exposición “Eudald de Juana i la transgressió de la forma” en el Museo L´empordà, un proyecto llevado a cabo por los comisarios Laura Cornejo y Pere Parramón Rubio en el que han creado un híbrido entre una exhibición individual y una colectiva. Teniendo la obra de Eudald como tema principal y como satélites las obras de diferentes artistas, entre ellos yo, que extienden el discurso a otras disciplinas. Del resto de proyectos, como buen supersticioso, me gusta hablar una vez realizados o bien avanzados y asentados.
Sitio oficial del artista: https://cargocollective.com/pablosola